viernes, 23 de septiembre de 2011

Bulimia y anorexia, enfermedades reales

Les presento un articulo que salio en el periódico de mi ciudad, poco tiempo después que inicie mi tratamiento, algo paso ese dia... no se que, pero me dio las fuerzas o las ganas para decidir salir y de verdad comprometerme para mejorar.
aquí habla un poco de mi testimonio, a grandes rasgos; un dia, lo compartire detalladamente, de principio a fin :P (la foto de al final soy yo, en aquellos dias)
18 de mayo de 2009

Velia Celio

Todo inició con una propuesta para ir al gimnasio entre amigas, Gina 'N' no podía acudir, pero mantuvo la firme convicción de no ser ya jamás 'la gordita' del grupo, y lo cumplió, pagando un precio caro.

Ella es parte de las estadísticas de México, de un problema alimentado por prejuicios sociales y daños neurológicos que no son tratados a tiempo.

Y sí, ya no es la chica de 15 años 'gordita', de 70 kilos, ahora es la mujer anoréxica que teme pesarse.

"Al principio que decidí hacer ejercicio todo iba bien, me compré ya sabes mi cereal de fibra, mis discos para hacer ejercicio y empecé a comer más verduras.

Una ocasión sí me sentí mal porque comía cosas que no debía comer, empecé a hacer ejercicio de más para no sentirme mal y vomité; la primera vez que lo hice fue cuando me comí media bolsa de palomitas naturales" narró la joven.

Los especialistas señalan que la aparición de trastornos como la bulimia y la anorexia, se encuentran íntimamente relacionados con la disfunción familiar, en donde la apariencia y el peso, giran en torno de la aceptación.

"Mis papás son muy delgados y mi hermano, mi hermana y yo éramos las que subíamos y bajábamos de peso, entonces cuando ella estaba delgada yo era la gordita.

A mi papá, le daba pena, porque hacía comentarios como: no te pongas esa ropa porque no se te ve bien o ya no comas tanto, y mi mama hacia comentarios como ya están muy gordas,parecen elefantes; todos en la familia hacían comentarios hirientes".

Las estadísticas del Centro Integral de Salud Mental, registra 60 pacientes con trastornos alimenticios, de los cuales el 60% son bulimia y anorexia.

22 de estos pacientes son jóvenes en un rango de edad de entre los 15 y 26 años de edad.

El hecho de que se presente en edades productivas, indica que dicha etapa de la vida, no es el origen de la enfermedad, sino el detonante de una sintomatología que no fue tratada a tiempo en la infancia.

Carolina Arredondo Sandoval, directora del Cisame aseguró que los pacientes que acuden con un trastorno alimenticio, son canalizados de primera mano por intentos de suicido o depresiones severas.

"El origen del estado depresivo generalmente va asociado a un trastorno alimenticio, les es difícil a ellos hablar y solamente acuden a consulta cuando ya sus condiciones físicas son realmente incompatibles con la vida diaria" mencionó.



El origen

La infancia, es la etapa de la vida en la que se fortalecen personalidades y se refuerzan valores, si un menor no recibe la atención adecuada y se desarrolla en ambientes con alto grado de estrés, la tendencia hacia problemas neurológicos es mayor.

Una madre que fue anoréxica y que no fue sometida a tratamiento alguno, tiende a repetir patrones de conducta destructivos canalizados a todos los miembros de la familia.

"Un niño tiene conductas de anorexia porque es como se dan los factores de educación y de crianza, desde muy pequeños hay alteraciones alimentarias, son niños de muy bajo peso al nacer, hay acontecimientos estresantes a edades muy tempranas.

Pueden ser la pérdida, la separación, la muerte de algún ser querido, el abuso físico o sexual, cada niño tiene su factor de estresor de desarrollo, puede ser obesidad previa, etcétera" explicó Arredondo Sandoval.

"Reyna" de 22 años de edad, es el claro ejemplo de la necesidad de ser aceptada socialmente desde muy temprana edad, sin importar que ahora tenga serios problemas físicos como gastritis, colitis, bajo nivel de plaquetas y ser propensa a un paro cardíaco, padece de bulimia nerviosa.

De 115 kilogramos que pesaba a los 15 años, logró bajar más de 70 kilos, su estado de salud es delicado.

"Desde chiquita considero, he sido una comedora compulsiva, llego a mis 15 años, sigo gorda sin tener novio, toda la gente burlándose de mí, de mi figura, porque pesaba 115 kilos.

Te sientes mal física y emocionalmente porque todo mundo te rechaza, desde la escuela, mis compañeros me cantaban canciones ofensivas, me señalaban, me aventaban piedras, no me juntaba con nadie, lo único que pensaba era en comer, comer, comer" recordó.



Sector educativo sin involucrase

Las estadísticas, existen, el Sector Salud emprende acciones para contrarrestar este problema que afecta a estudiantes de bachillerato, de los cuales el 4.5% son mujeres y el 0.5% varones tienen historia de bulimia.

Sin embargo, pese a que autoridades educativas reconocen que existen casos detectados con problemas de bulimia y anorexia, no existe la capacitación de parte de profesores para ayudarlos, no se cuentan con programas y por lo tanto, no son ayudados.

"Tenemos comentarios de parte de directores o supervisores básicamente de secundaria que es donde se presenta este problema sobre todo en niñas que entran a su adolescencia, que quieren irse modelando al estilo de las figuras que le presenta el sistema de publicidad y del concepto de belleza que establecen los medios de comunicación.

Decir que nosotros tengamos un seguimiento a este problema, no creo que la jurisdicción sanitaria lo haya detectado todavía como un problema grave; en relación con lo de bulimia, ni ellos lo han detectado o por lo menos no nos lo han hecho saber como problema manifiesto de manera muy evidente, sí se sabe que se presentan pero no se tiene un conocimiento tan claro como el de la obesidad" justificó el coordinador de educación básica en la región VI Suroeste, Ramiro Rosas Gutiérrez.



Manifestaciones de las enfermedades

La anorexia nerviosa es una enfermedad crónica que refleja un grave problema de conducta alimenticia.

Algunas de las manifestaciones psicológicas son la aversión exagerada por engordar, tener pensamientos erróneos sobre la comida y la figura, ver su cuerpo en dimensiones exageradas.

Se presentan cambios en el carácter, con un comportamiento depresivo como llantos, insomnio y pensamientos suicidas,

"Gina" recuerda cómo se sentía al tener 'el control' de su cuerpo en cuanto al peso, creía que cuando ella quisiera podía dejarlo, sin embargo, nunca dejó de sentirse triste.

"Me encerraba en mi cuarto, comía sólo cuando me veían mis papás, les ayudaba en recoger la casa para que no me dijeran nada, ¿cómo me sentía?, triste, lloraba todo el día, porque me enojaba con mis papás, con mis hermanos y ya no me hablaban, lo mismo con mis amigas. Te enojas porque te comienzan a decir que estás muy flaca, que que tienes, no sabes si la gente está porque quiere ayudarte o por morbo.

Cuando me despertaba lo primero en que pensaba era qué voy a comer que me llene pero que no me engorde, contaba las calorías, comer una galleta me daba remordimiento, sólo comía verduras o frutas en agua, lechuga y sandía; pero zanahoria, manzana o aguacate, no" comentó.

"Reyna" por el contrario, antes de evitar probar alimento alguno, consumía todo lo que estaba a su alcance, después de 3 meses de haber nacido su primer bebé se dio cuenta que durante el embarazo, los ascos le provocaban vómito, por lo tanto bajó de peso, eso le dio la idea de que vomitando lograría bajar de peso sin mayor esfuerzo.

Especialistas coinciden que aquella persona que padece de bulimia por lo regular recurre a todo tipo de excusas para no ir a reuniones donde pueda sentirse obligada a comer, hace ejercicio en exceso -aunque no de manera constante-, con el único objeto de quemar calorías.

Tiende a comprar muchos medicamentos para adelgazar (diuréticos, laxantes, hormonas tiroideas, derivados anfetamínicos, mezclas de productos homeopáticos).

"Por ejemplo tomo un yogurt y si veo que tiene 150 calorías, pienso: equivale a 300 brincos 200 movimientos circulares, y si no está mi mamá subir y bajar las escaleras 20 veces, todo lo cuento por calorías" explicó.

Esta joven madre de tan sólo 22 años de edad, se aterra con la sola idea de pensar que puede subir un kilo y medio, se siente 'acosada' por sus familiares, quienes vigilan que no pase mucho tiempo en el baño por temor que se vuelva a lastimar.

"Reyna" sabe que tiene un problema, su tratamiento es largo, las 48 palpitaciones que registra su corazón por minuto no son suficientes, el daño a su cuerpo es irreversible.

"Incluso me iba a la casa de una vecina con el pretexto de que me dejara entrar en su baño para vomitar, porque en mi casa ya no lo podía hacer" platicó mientras mostraba los rastros de una enfermedad que la ha marcado de por vida.



Tocar Fondo

Reconocer que se tiene un problema no es sencillo si se tiene como barrera el prejuicio social y el miedo por el rechazo constante social, sin embargo, entre más pronto sea el tratamiento que se aplicará más posibilidades existen de que los afectados recobren la confianza en ellos.

"¿Gina, por qué decidiste pedir ayuda?" :"Ya no soportaba ver la cara de angustia de mi mamá, de mis hermanos que se preocupaban, ya no quería sentirme así, siempre llorando, ya no quería estar preocupada por la comida, senti que ya no estaba haciendo las cosas bien".

El que "Reyna" vomitara hasta ocho veces al día, le provocó, entre otras cosas una operación de la vesícula, dientes frágiles y manchados, sin embargo, su recuperación apenas está en el inicio,

"Me siento mal físicamente, ahora que estoy delgada sé que puedo correr pero de qué me sirve, me agito mucho, quiero alimentarme, pero no para subir de peso sino para curarme, tengo miedo de volver a ese grado de comer compulsivamente.



El reto, sensibilizar a la sociedad.

Lograr que la sociedad ya no sea indiferente a estas enfermedades, es el gran reto de las autoridades de salud y en específico del Cisame.

Hacer que los jóvenes acepten el hecho de un cuerpo perfecto no se basa en atentar contra él, es un esfuerzo que vale la pena realizar.

"Hacer una mayor conciencia social, de que si bien es cierto la anorexia es una enfermedad grave que es progresiva, que es crónica, el promedio estándar que llevamos en la población estudiada en que los padres se dan cuenta es de 2 años, el paciente tiene dos años sin comer hasta que llega a un estado de desnutrición o sangrado es cuando los padres se percatan del problema" explicó la directora del Cisame.

La aceptación inicia con amar lo que tienes y eres.

"La gente siempre va a hablar, siempre, te va a criticar si estás flaca, si estás gorda, si estás bonita, si estás fea y tenemos que aprender a aceptarlo, aceptar ese hecho y el hecho de que sí es cierto, te van a criticar, pero nada más va a ser un momento. Uno no es el centro del mundo, más importante de cómo se vea es como uno se sienta y si tengo mi lonjita sí ¿y qué? y si no la tengo y estoy en los huesos ¿y qué? ¿a quién le importa? Gina, que se encuentra luchando por la vida.


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