Por Araceli Aizpuru de la Portilla
El principio de la sabiduría está en llamar a las cosas por su nombre
El principio de la sabiduría está en llamar a las cosas por su nombre
Obesidad, Trastorno por Atracón, Comer Compulsivo...
Mitos y Realidades
Existen muchos mitos en torno a los desordenes de la alimentación que han interferido en la búsqueda de opciones terapéuticas apropiadas.
En torno a la comida, el peso y las dietas se piensa por ejemplo que entre más ejercicio hagas eres más saludable; que los dulces y las colaciones son malas para la salud y que la comida saludable está libre de grasa.
En relación a los trastornos de la alimentación algunos mitos dicen que son enfermedades que sólo se refieren al comer mucho o poco, cuando en realidad tienen menos que ver con la comida y mucho más con lo que la persona siente, piensa y enfrenta la ansiedad y las presiones de la vida; o que estas son contagiosas cuando en realidad el mal ejemplo puede llevar a conductas de experimentación pero un desorden alimenticio requiere mucho más que eso: predisposición genética, ambiente familiares complicados y vulnerabilidad psicológica; también se piensa que los medios de comunicación pueden causar estas enfermedades o que tienen una importancia fundamental en esta nueva epidemia, que la prevención daña.
La realidad es que los medios son un factor, pero como ya mencioné, sólo las personas vulnerables sucumbirán a estas enfermedades. Los medios pueden favorecer conductas desordenadas que son fácilmente extinguibles.
Otro mito frecuente es el pensar que las personas que padecen estas enfermedades nunca se recuperan totalmente. La realidad es que el pronóstico se sustenta en la motivación del paciente, el apoyo y entendimiento de la familia, la conciencia de enfermedad y, por supuesto, la existencia de un tratamiento apropiado. Sólo una quinta parte de los pacientes tratados no logran ningún grado de recuperación.
También se cree que sólo la padecen adolescentes cuando son enfermedades que no tienen limitación ni de género ni de edad, clase social o cultura.
Por otro lado se cree, que los médicos tienen los instrumentos necesarios para diagnosticar estas enfermedades cuando en realidad los síntomas están ocultos y un examen médico de rutina difícilmente los detecta.
Otro mito es pensar que los padres, y en particular las madres, los causan. La realidad es que no existe ningún factor único para generar una patología; las causas son multifactoriales y las relaciones causa-efecto simplistas las consideramos peligrosas.
Se piensa también que comer mucho o muy poco son tan diferentes que no pueden conformar dos espectros de la misma enfermedad, así como que el tratamiento tiene que ver con la severidad de los síntomas, cuando la realidad es que tener una mala relación con la comida es un síntoma y muchos aspectos de estas enfermedades están en los pensamientos, creencias y emociones que generan un gran malestar casi oculto.
Los desórdenes de la alimentación son enfermedades del cuerpo que afectan la salud física; de la mente y afectan actitudes y pensamientos; de la psique afectando los sentimientos y las emociones, así como la habilidad para socializar perturbando las relaciones e interacciones personales y finalmente son enfermedades del alma, que lastiman la calidad de vida y la capacidad para disfrutar de paz interna.
Pueden coexistir con otras enfermedades como los trastornos del estado de ánimo, de ansiedad, de ajuste, sexuales, de personalidad y de abuso de sustancias.
Existen dos tipos de desórdenes de la alimentación: la Anorexia Nervosa, la Bulimia Nervosa, el Trastorno por Atracón y el Trastorno Alimenticio Inespecífico.
El trastorno por atracónse caracteriza por comer sin hambre o comer sin relación a las señales de hambre y saciedad, con frecuentes episodios de atracón, definido como la ingesta de gran cantidad de comida hipercalórica en un lapso breve de tiempo, con incapacidad para detener esa conducta impulsiva.
Existen dos tipos: El provocado por restricción alimenticia llamado tipo deprivación-atracón que es resultado de dietas excesivas o restrictivas y el tipo adictivo o disociativo que es la práctica de automedicarse con conductas alimenticias que evocan tranquilidad y sedación.
Algunas estadísticas señalan que una de cada cinco mujeres reportan comer compulsivo tipo adictivo; 45% de los trastornos por atracón ocurren en hombres y niños , y 60 % de las personas con obesidad son comedores compulsivos.
No todos los comedores compulsivos son obesos, no todas las personas que sobre comen se dan atracones, el tener sobrepeso, aun obesidad, no determina que una persona sea comedor compulsivo.
Es importante subrayar que la obesidad es una enfermedad, no es un defecto del carácter ni una falla moral, las dietas pueden causas efecto yo-yo en detrimento de la salud física y mental del paciente y que el tratamiento efectivo implica un establecimiento de relaciones respetuosas, confiables y libres de prejuicios.
La obesidad tiene muchas causas: genéticas, metabólicas, nutricionales, psicológicas y sociales pero cuando la obesidad no es el resultado de un esfuerzo para resolver problemas emocionales través del acto de comer, puede entonces no indicar la presencia de un desorden alimenticio aunque si puede ser considerada un problema médico crónico como la diabetes.
¿Cómo actúa la comida?
Cada alimento tiene su propio maquillaje químico y ciertas comidas alteran las endorfinas y producen placer lo que provoca que la gente la use como una solución bioquímica anestesiando el dolor emocional. Algunas personas pueden desarrollar compulsión por los carbohidratos ya que estos influyen en la recaptura de la serotonina y funciona como antidepresivo.
Los Trastornos de la alimentación poco tienen que ver con la comida y mucho que ver con la química cerebral, los factores genéticos, hábitos , actitudes, valores etc.
Esta enfermedades representan desórdenes de control cuando las personas sienten, en un entorno impredecible, que controlar la comida les da un sentido a su ser; de pensamiento, generalmente maniqueo : todo o nada, blanco o negro, dietas restrictivas o atracones; de enfrentar como una excusa para evadir responsabilidades; de identidad ya que inunda los vacíos de la persona y las define; de valores y estilos de vida en una sociedad gordofóbica que equipara delgadez con felicidad; de relaciones ya que la comida siempre está disponible y es más fácil vincularte con ella que tener relaciones interpersonales significativas; de sentimientos ya que el abuso de la comida pone un espacio y tiempo entre un evento y el sentimiento que provoca lo que le permite al individuo evitar, posponer, negar, olvidar o anestesiar sus sentimientos. Y finalmente de conducta, definidos por conductas extremas que fructifican en ausencia de moderación.
Como todas las enfermedades y contemplando al individuo como ente biopsicosocial, se requieren muchos ingredientes que unidos las provocan. Los factores socioculturales muy presentes en esta época y sociedad gordofóbica.
Los factores genéticos y bioquímicos que predisponen a los trastornos obsesivo compulsivos provocados por la fragilidad del sistema de recaptura de serotonina.
Y los factores de desarrollo psicológico como hacer dieta, cambios corporales en la adolescencia y eventos traumáticos.
El tratamiento del TPA plantea la integración multidisciplinaria en la que de manera armoniosa un grupo de especialistas se unen para ofrecer al paciente una opción terapéutica eficaz.
Un objetivo terapéutico muy importante es el promover el comer saludable, que es el comer por vitalidad salud y placer, como resultado de señales internas de hambre y saciedad. Casi todos los comedores compulsivos han perdido el radar para detectar las señales de hambre. Las anfetaminas y las dietas generan graves trastornos y nunca funcionan. Por ello, le ofrecemos al paciente información nutricional apropiada, psicoterapia y apoyo para la modificación de hábitos de alimentación y de ejercicio.
El comer compulsivo por restricción es un desorden originado por las dietas en donde el paciente llega a creer que la comida sabrosa es mala y engordadora. Para el tratamiento eliminamos la restricción, legalizando todo tipo de alimentos identificando señales de hambre y promoviendo el comer placentero.
Para el tratamiento del comer compulsivo emocional, en donde el paciente usa la comida para distraer, sedar, olvidar, las aproximaciones terapéuticas efectivas contemplan apoyar al paciente a identificar señales de hambre y saciedad, sentimientos que provocan el comer emocional apoyándolos, a través de la psicoterapia, en el proceso de expresar sus sentimientos.
Alicia es una mujer que descubre que comer eventualmente la tranquiliza, en una situación de tensión siente ansiedad, come y siente alivio; el comer se convierte en un mecanismo para enfrentar la tensión.
Se incrementa el comer emocional sin hambre, Alicia sube de peso, necesita apoyo, nadie la entiende, surge la promesa mágica, ponte a dieta y todo se arreglará.
Los alimentos supuestamente engordadores se hacen más atractivos, el dolor emocional continua, come y siente alivio, se siente derrotada, busca solución en el exterior.
Una nueva dieta!!!!!!!!! , la obsesión se incrementa, el dolor emocional no se curó con la dieta, la restricción y la angustia provocan el atracón; ALICIA SE ATASCA, se siente avergonzada.
Alicia ha recuperado todo el peso que perdió; se siente derrotada; frustada, no tiene idea de lo que le pasa y ahora, ¿qué hará Alicia?
El comer compulsivo emocional es una búsqueda de algo externo para cambiar algo interno, la comida es usada como compañera, la conducta alimenticia ha servido como herramienta de sobrevivencia que se exacerba por la deprivación.
El tratamiento del comer compulsivo incluye apoyar al paciente a identificar señales de hambre y saciedad, sentimientos causales del comer emocional y apoyarlo a través de la psicoterapia en el proceso de identificar y expresar sentimientos.
Deseo subrayar que si las personas con trastornos alimenticios no reciben tratamientos para las causas emocionales subyacentes, sus esfuerzos invariablemente fracasarán.
Un estilo saludable de alimentación está determinado por cómo se usa la comida y para qué propósito y no por cuánta comida se consume.
Conferencia Impartida por Araceli Aizpuru de la Portilla en el Hospital Angeles de Interlomas en Junio del 2003 dentro del marco de la Semana de Prevención organizada por el Departamento de Epidemiología.
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